
De madrugada saliendo de casa el silencio me llama la atención, el murmullo de los coches que ha lo lejos suelen pasar, no pasan: el silencio se impone como antaño.
Se interrumpe con el sonido de las campanas de la iglesia que esta bastante alejada,
Y ha la vez se oyen las del municipio vecino, formando una melodía que rompía el silencio, pues no se oía ningún pájaro.
Cuando estas hacen mutis, la suave brisa deja escuchar aguzando el oído ha lo lejos
El repique de campanas de la abadía de Montserrat .Lo que me ha pasado hoy, es extraordinario pero vivido en mi niñez y recordado con nostalgia: pues solo me faltaba escuchar los cascos de las mulas y caballos y los chasquidos de los carros tirados por ellos.
Las experiencias, en forma de vivencias, olores paisajes cambiantes por la mano del hombre, nos hacen recordar y aunque se les cuenta ha los nietos, nunca llegan ha experimentarlo, pues no lo han vivido, y por tanto no recordado: solo las palabras del abuelo.
Julio