miércoles, 3 de marzo de 2010


Adios padre, el hijo le dice al abuelo; el nieto se agarra al abuelo

¡ no lo quiere dejar!, el anciano se abraza ha su nieto:-y le dice-

debo quedarme, pues no puedo seguir, y esta en juego la supervivencia

de la familia y de la tribu: recuèrdame con alegría; y pone en practica

las enseñanzas del abuelo, en bien tuyo y de tu familia. El padre,

pone las manos en los hombros del hijo, y le dice vámonos que nos esperan,

y emprendieron la marcha pues se queda van rezagados.


Una escena evidente de lo que pasaba, cuando se dependía de la caza y de los rebaños

que hemigravan hacia los pastos, los ancianos no podían seguir

y lo aceptan por el bien de los suyos; porque no podían cargar con ellos

y por supuesto dependía de loa ancianos, de su manera de ser

si estas escenas fueran mas oh menos dramáticas.


Lo mismo pasa hoy en día, cuando la familia lleva ha una residencia

ha un anciano, hay personas que son verdaderos lastres, y no pueden vivir con la familia; pues con su manera de ser hacen la vida imposible, y reniegan

siempre de los suyos: y en cambió otros son el lado opuesto

son cariñosos, humildes y aceptan lo que venga de sus hijos

porque les quieren bien, y no quieren ser carga.


Es evidente el final de unos y de otros: los tiempos han canbiado, la dignidad es la misma

pero hasta llegar al fin es diferente la calidad de vida que podemos ofrecerle

ha nuestros mayores, puesto que podemos ir ha verle cuantas veces queramos.


Este tema es muy delicado y cada uno tiene su experiencia,

y en la viña del señor hay de todo y cada casa es un mundo


Julio

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